Semana Santa está a la vuelta de la esquina. Y si tuviéramos que pensar en una de las razones por las que amamos Semana Santa, serían las vacaciones.
Conseguir un par de días libres para disfrutar en familia, con su pareja o con sus amigos es siempre un regalo.
Si está planeando escapar de la rutina en Semana Santa, debemos decir que Mallorca es un lugar maravilloso para hacerlo. Con un clima agradable, un hermoso paisaje y tradiciones auténticas que dominan la isla en Semana Santa, esta isla podría ser su destino perfecto para unas vacaciones de relax.
Las celebraciones de Pascua comienzan el Domingo de Ramos, cuando la entrada de Jesús a Jerusalén se conmemora con una procesión en la que se llevan las ramas de olivo y palma que se guardan en las casas para protegerse del mal. Esto es algo que transcurre en diferentes ciudades y pueblos de toda la isla.
El jueves santo hay procesiones en todos los pueblos mallorquinas, con carrozas tradicionales que representan escenas del martirio de Jesús, acompañadas por cientos de penitentes. La procesión en Palma de Mallorca es una de las más espectaculares debido a la gran cantidad de personas que participan.
El Viernes Santo se repiten las procesiones y se realiza el descenso de Cristo desde la cruz. Las actuaciones más impresionantes tienen lugar en Artà (Sant Salvador), Pollença (Oratori del Calvari), Felanitx (frente a la iglesia de Sant Miquel) y en Palma.
Otra parte importante de las celebraciones de Semana Santa en Mallorca es la gastronomía. Durante Semana Santa, las panaderías mallorquinas se llenan de «panades», «cocarrois», «crespells» y «robiols».
Las panades o empanadas mallorquinas son un plato típico que suele cocinarse en familia. Son fáciles de hacer y además están riquísimas. Se pueden rellenar de muchos ingredientes, aunque el más tradicional es el relleno de carne, guisantes y sobrasada.
Los «cocarrois» están hechos de una masa similar a las «panades», pero tienen forma de media luna y tienen un relleno a base de vegetales con pasas y piñones.
La dulce alternativa a estos pasteles son los «robiols». Estos se rellenan con requesón, mermelada o calabaza (hay infinitas variedades de rellenos) y luego los «crespells» que son galletas dulces.
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